Érase una vez, un buen hombre, que amenazó con dar de comer a un grupo de amigos. Pero los amigos, que no temen a nada, aceptaron el reto. Pero primero, fueron a andar por unos senderos que hay por los alrededores de la casa del buen hombre, para hacer hambre y sed... no fuera a ser que cuando llegaran no pudieran comer y beber, todos los manjares que se les ofrecieran. Después de dar buena cuenta del ágape, también probaron una tarta de Santiago, que con mejor voluntad que fortuna, todo hay que decirlo, preparó una componente del grupo. Por su buena voluntad... que no por su fortuna... como ya hemos dicho, se le puso una condecoración.
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Érase una vez, un buen hombre, que amenazó con dar de comer a un grupo de amigos. Pero los amigos, que no temen a nada, aceptaron el reto.
Pero primero, fueron a andar por unos senderos que hay por los alrededores de la casa del buen hombre, para hacer hambre y sed... no fuera a ser que cuando llegaran no pudieran comer y beber, todos los manjares que se les ofrecieran.
Después de dar buena cuenta del ágape, también probaron una tarta de Santiago, que con mejor voluntad que fortuna, todo hay que decirlo, preparó una componente del grupo. Por su buena voluntad... que no por su fortuna... como ya hemos dicho, se le puso una condecoración.
Muchas gracias a todos por un día espléndido.
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